El verano es la temporada perfecta para disfrutar. Sin embargo, también es verdad que es aquella estación donde nuestra piel está mucho más expuesta a diversos factores como el sol, el cloro de la piscina, la sal del mar, el sudor, el calor, etc. que a corto plazo pueden provocar algunos problemas. Cuando el verano llega a su fin, la piel puede reflejar diversos problemas, así que conviene permanecer atento/a para poder resolverlos. En clínica ESVITAL te contaremos cuáles son aquellos problemas más comunes que afectan el estado de nuestra piel para así poder tratarlos de la manera más adecuada.
Manchas en la piel
Sin duda, una de las principales huellas que deja el verano en la piel son las manchas solares, en concreto: los lentigos solares o el melasma. La exposición solar sin protección adecuada puede dar lugar a la hiperpigmentación de la piel. En el caso de las mujeres embarazadas, o de las que toman anticonceptivos, pueden desarrollar el melasma que tiene un componente hormonal.
Otras personas pueden sufrir lentigos solares, sobre todo cuando se han expuesto sin protección o cuando se trata de pieles fotoenvejecidas. Las manchas se pueden mejorar con tratamientos despigmentantes que deben ser aplicados en cuanto la temporada de verano termine.
Acné
El sudor o la humedad pueden incrementar la producción sebácea en las pieles grasas, lo que provoca una obstrucción de los poros y a la larga un empeoramiento del acné. Además, la vuelta a la rutina puede provocar estrés, otro factor que es determinante también para esta patología. Si has identificado este problema, te recomendamos que sigas una rutina con productos no comedogénicos y oil free. La limpieza profunda y diaria es esencial, como lo es también la hidratación y la protección solar. Los productos con ácido salicílico ayudan a mejorar el acné. Pero siempre conviene consultar con un experto para encontrar el tratamiento que mejor se adapte a ti.
Piel deshidratada
Una de las consecuencias de los rayos ultravioletas sobre la piel es su deshidratación. El exceso de sol altera la barrera cutánea y dificulta el mantenimiento de la humedad, provocando deshidratación. Esto se traduce en tirantez, sensación de picor, rojeces, descamación y a largo plazo, si no se trata, envejecimiento prematuro. Una piel deshidratada tiene la función barrera dañada y no ejerce su papel. Si sientes tu piel deshidratada a la vuelta del verano, aumenta su hidratación, eligiendo productos ricos en ácido hialurónico y ceramidas. Y también opta por tratamientos estéticos que aporten mucha hidratación a las capas más profundas de la piel como el Skinbooster.
Falta de luminosidad
El sol también puede ser el responsable de la pérdida de luminosidad que suele acompañar, en ocasiones, a las manchas. Para recuperar la luminosidad de tu rostro te recomendamos tratamientos de ácido hialurónico, cóctel de vitaminas, peeling détox o una limpieza facial profunda.
En ESVITAL te ayudamos a conseguir un aspecto luminoso y firme para tu piel y a minimizar los efectos del paso del tiempo.